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martes, 18 de agosto de 2009

La importancia de la disciplina



Una disciplina férrea lo es todo.

Si no fuera porque los mercados cambian día tras día, los sistemas automáticos de trading serían auténticas máquinas de hacer dinero.

De hecho, hay quien se especializa en estos sistemas. En lugar de dedicarse a leer gráficos, analizar empresas, valorar situaciones de mercado, lo que esta gente hace es trabajar en crear y refinar sistemas automáticos y a aplicarlos mientras funcionan o en las situaciones que saben que mejor funcionan. De modo que, aparte de programar, este tipo de traders se especializa en emparejar sistemas con situaciones de mercado.

De todos modos, para la mayoría de los traders, el reto está en la disciplina. Buscamos robotizarnos. Aplicar escrupulosamente una metodología de trabajo que sólo alteramos para mejorar, pero que no debemos saltarnos nunca. De hecho, no debemos desvirtuarla o ejecutarla de un modo "light" jamás.

En nuestro caso, la metodología es:
  1. Rastreo de mercados y detección de oportunidades.
  2. Análisis y evaluación de cada una de las oportunidades.
  3. Definición de cada operación (orientación, entrada, objetivo, stop, tamaño de la posición) que decidamos emprender.
  4. Ejecución de la operación.
  5. Asimilación del resultado.
  6. Revisión y aprendizaje de la experiencia.
De cualquier forma, dentro de cada uno de estos pasos, también perseguimos llevar al extremo la aplicación sistemática. Queremos rastrear los mercados por escrupuloso orden, sin olvidar ninguno de los mercados que nos interesan ni dejar escapar ningún tipo de escaneo de los que estemos barajando en cada momento. También intentamos ser estrictos y rigurosos a la hora de analizar cada stock, atendiendo siempre a los mismos parámetros de cada gráfico para luego poder comparar en condiciones y sacar conclusiones. Pretendemos establecer en cada operación, sin lugar a ambigüedades, cada una de las variables que la caracterizan. Nos obsesionamos por ejecutar mecánicamente las operaciones intentando eliminar el stress y actuando como un hombre de hielo. Queremos ser profesionales a la hora de asimilar el resultado y no permitir que un fallo mine nuestra moral ni que un éxito nos emborrache de confianza ni nos llene de avaricia. Tratamos de ser como autómatas a la hora de revisar puntual y periódicamente nuestras operaciones para sacar lecciones de ellas.

Cada vez que fallamos a la hora de dirigirnos a nosotros mismos con mano de hierro, estamos perdiendo tiempo, dinero y esfuerzo. Damos un paso atrás por no dar un paso adelante. Y el ser humano es un ente que se cansa rápido cuando los pasos adelante no se suceden con cierto ritmo.

Una disciplina férrea lo es todo.

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